Yo no patino mucho en hielo, más bien lo hago en tierra y no soy muy buena patinadora, me caigo muchas veces, me estampo contra postes y bardas y todavía no domino eso de dar vueltas y frenar. Pero no me importa porque me gusta mucho la sensación de ir como corriendo (¡o más bien volando!) a gran velocidad sin nada capaz de frenarme. Me gusta sentir el viento en mi cara y me encanta sentirme liberada.
Aunque no siempre fue así. No fue sencillo agarrar mis patines por primera vez, ¡ni siquiera mantener el equilibrio me era posible! Sin embargo, mis ganas de aprender pudieron más que mis temores a caer y lastimarme.
Recuerdo que la primera vez que me puse mis patines me tuvo que ayudar mi mamá a levantarme y equilibrarme. Porque además lo más complicado fue que mis patines no son en línea, sino son de 4 llantas (Chicago), y justo depués de conseguirlos me enteré que son más difíciles de dominar... ¡y yo que pensaba que eran más fáciles!
Tuve que ir a paso de tortuga, un pie tras otro... tuve que soportar caidas y raspones. Me desesperaba mi incapacidad de ir a alta velocidad y cada vez que veía a un patinador mejor que yo sentía envidia y ganas de moverme así. Fue muy difícil superar esa etapa de principiante y ganar confianza en mis pasos. Pero finalmente lo logré :D
Como ya dije, no soy una patinadora profesional pero eso es lo de menos, lo importante es la pasión que tengo al patinar y el mucho esfuerzo que le pongo a ser mejor cada día.
Para mí lo más difícil es dar el primer paso y decir "voy a lograrlo, aunque me caiga." Hay que convencerse a uno mismo de que la voluntad puede contra todos los miedos.
Mi mamá tenía unos patines parecidos y la primera vez que me los puse casi me mato porque al estar acostumbrada a los míos no pensé que fuera más difícil...pero si lo es y no pude mantenerme en equilibrio.. todo un desastre!
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